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REPRODUCCION

El conejo vive formando grupos familiares cuya función principal es la reproducción y la cooperación en la vigilancia frente a los predadores. En estos grupos los individuos comparten una o varias madrigueras contiguas. El tamaño de grupo varía en función de la densidad poblacional, del tamaño de la madriguera y de la época del año. En poblaciones muy poco densas suele predominar la monogamia, observándose preferentemente parejas de reproductores, mientras que en poblaciones densas el grupo social que comparte una misma madriguera suele ser más numeroso y con la razón de sexos favorable a las hembras.

Entre los machos de un grupo familiar existe una jerarquía, según la cual, la dominancia de un macho determina su prioridad para cubrir a las hembras receptivas. Entre las hembras, la jerarquía se establece por la posesión y utilización de la madriguera durante
la reproducción y la defensa de sus crías. El conjunto de hembras son el núcleo del grupo familiar y dan cohesión al mismo. La formación de nuevos grupos familiares para
la reproducción se realiza con la separación de algunas hembras de su clan inicial, su establecimiento en una nueva madriguera y la adhesión al grupo de machos procedentes de otros grupos.



La reproducción de esta especie es netamente oportunista, tiene lugar siempre que el medio reúna las condiciones adecuadas, por lo que tanto el inicio, su duración y la intensidad de la temporada de cría sufren importantes variaciones de un año a otro. 
En los machos la actividad reproductora está regulada por factores climáticos (temperaturas extremas disminuyen su fecundidad) y el foto período. En las hembras el principal factor para iniciar la reproducción es la disposición de vegetales en crecimiento. Después de un período seco las primeras concepciones tienen lugar después de las primeras lluvias y el inicio del crecimiento vegetal, pero es necesario que éste se prolongue en el tiempo para que las conejas puedan llevar a cabo la gestación y la lactación de sus crías. En caso de que las condiciones ambientales se tornen adversas es frecuente la reabsorción de los embriones durante los primeros estadios de gestación en el interior del útero.
 

Las hembras son capaces de reproducirse a partir de los 4 meses de edad y pueden ser receptivas durante todo el año. La gestación dura entorno a los 30 días. En esta especie las hembras pueden quedarse gestantes de nuevo durante la primera semana posterior al parto, simultaneando la lactación de la primera camada y la gestación de la segunda. Si las condiciones del medio son favorables y el estado de la hembra es satisfactorio, son capaces de traer al mundo una camada de gazapos cada mes durante el período de reproducción.

El tamaño medio de camada oscila entre 3 y 6 gazapos por hembra, el tamaño medio de camada en poblaciones de conejo en el suroeste de la Península Ibérica, es de 3,5 gazapos por camada, pudiendo producirse 3 camadas por año por término medio, si bien varía notablemente entre poblaciones en función de las condiciones del medio y de componentes genéticos. Pocos días antes del parto la hembra construye y prepara varias cámaras de cría, bien el en interior de la madriguera bien en el exterior (gazaperas). Una vez elegida la cámara en la cual parirá cubre su interior con hierba y pelo que ella misma se arranca del vientre. Los gazapos cuando nacen son ciegos y no tienen pelo.

Una vez nacidos, los gazapos permanecerán encerrados en el interior de la cámara de cría, siendo amamantados una o dos veces diarias por la hembra durante los primeros 19-21 días, momento en el que son destetados y emergen al exterior.



Especie claramente oportunista desde el punto de vista reproductor, sus ciclos reproductivos están vinculados al desarrollo y estado de la vegetación herbácea y en consecuencia depende de las características climáticas de cada año.

La población de conejos se divide en tres clases de edad:

  • - gazapo: ejemplar hasta un mes de edad.
  • - juvenil: ejemplar entre 1 y 4 meses.
  • -adulto: ejemplar de más de 4 meses de edad y que constituyen la población reproductora.

Al encontrarnos en un entorno mediterráneo, la característica principal del clima es la irregularidad climática, intra e interanual, con alternancia de estaciones de una destacable sequía y otras más lluviosas, y de años lluviosos con otros secos. En consecuencia la reproducción de la especie varía notablemente dentro del ciclo anual y a lo largo de los años.